Con los cambios horarios y puesto que ya estamos con la mente pensando en China ya utilizamos el horario de Shanghai por lo que llegamos al medio día después de mucho dormir y la sensación de que habíamos comido mucho en el camino, aunque alguno aprovecho para beberse una copita por el camino.
Nada más pasar los tramites de inmigración, muy sencillos y amables como luego comprobamos que es todo el pueblo chino, recogimos el equipaje, pero la primera anécdota, a Suani se le quedó el equipaje de mano en el avión y tardamos algo más en salir.... y por fin salimos a tierra China, donde había una cola a cada lado de unos 100 metros sin exagerar con gente que estaba recogiendo a viajeros, un caos organizado donde estaba Cati esperándonos entre la multitud, pero haciéndose ver.
Por si no teníamos viaje suficiente enseguida nos metimos en un autobús pequeñito y nos metimos otras 4 horas de viaje que desde luego fueron las peores por el cansancio, el autobús (que amortiguadores tenía...), la carretera que aunque autopista tenía baches, el cambio horario, se nos hizo muy largo sin duda.
Llegamos al hotel de 5 estrellas y sorpresón la suite que teníamos estaba genial, dos habitaciones, un baño enorme, un comedor con dos ambientes y una cocina completa por lo que el jamón, lomo, chorizo y demás que metimos en la maleta nos ayudo a cenar y acostarnos temprano que lo bueno estaba a punto de empezar...
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